Biografía
El joven José Guadalupe poseía sin duda un talento natural para el grabado, y no sin haberse visto obligado a superar una empecinada oposición familiar, su padre le permitió ingresar, a los dieciséis años, en el taller profesional de Trinidad Pedroso, reputado maestro de quien aprendió los principios, métodos y secretos del arte litográfico.
En estos primeros años de aprendizaje, Posada manifestó una facilidad innata para la caricatura, de tal modo que su mentor logró introducirle en el mundo del periodismo y de la prensa gráfica como dibujante, y logró publicar sus primeras viñetas en el periódico El jicote (1871), cuando el artista acababa de cumplir los diecinueve años.
Influido por su familia, que seguía mirando con malos ojos su actividad un tanto bohemia y estaba empeñada en conseguirle una ocupación más segura, José Guadalupe ganó una plaza de maestro de litografía en la Escuela Preparatoria de León. A esta ciudad del estado de Guanajuato se había trasladado, en compañía de su maestro, en 1871. Fue profesor durante cinco años, aunque compartió la actividad didáctica con lo que le gustaba en realidad: la litografía comercial -textos de anuncios y carteles- y la estampación de imágenes religiosas.
Las graves inundaciones que asolaron León en 1888 le obligaron a trasladarse a Ciudad de México, donde le hicieron rápidamente ofertas para trabajar en distintas empresas editoriales, entre ellas la de Ireneo Paz. Allí elaboró cientos de grabados para numerosos periódicos: La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas, El hijo del Ahuizote, etcétera. Su nombre cobró una fama inesperada y su cotización se disparó, alcanzando cimas que pocos meses antes le habrían parecido inimaginables. Esta repentina bonanza económica le permitió abordar una serie de experimentos gráficos que culminaron con la exitosa utilización de planchas de cinc, plomo o acero en sus grabados.
A partir de 1890, sus trabajos gráficos ilustraron las publicaciones, de carácter nacionalista y popular, del impresor Antonio Venegas Arroyo: historietas, liturgias de festividades, plegarias, cancioneros, leyendas, cuentos y almanaques, destacando La Gaceta Callejera y las hojas sueltas que incluían imágenes e información resumida de carácter diverso sobre "acontecimientos de sensación".
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